El desafío del Derecho Penal en la era de la Inteligencia Artificial
Es casi innegable que el Derecho no se ha caracterizado a lo largo del tiempo por ser un sector en el que se ha destacado el uso de la tecnología, sino que ha permanecido un poco tímido o algo apartado de la tecnología y la innovación, pero, estamos viviendo una era donde la tecnología avanza a pasos agigantados y las ramas del Derecho no pueden mantenerse ajenas a ello.
En este orden de ideas, la Inteligencia Artificial (IA) ha demostrado ser una herramienta valiosa en la agilización de procesos estancados o que funcionan con lentitud, desde el análisis de grandes cantidades de datos hasta la identificación de patrones en casos complejos, es por ello, que la integración de la inteligencia artificial al Derecho Penal puede implicar oportunidades significativas pero al mismo tiempo desafíos éticos que es importante tener en cuenta.
Uno de los desafíos más evidentes es el sesgo algorítmico, pues los algoritmos aprenden de datos históricos, y si esos datos contienen sesgos inherentes, la IA puede perpetuar y amplificar esas desigualdades, y esto podría influir negativamente en las decisiones judiciales, existiendo la posibilidad de que ocurran violaciones a derechos fundamentales.
Sin embargo, y a pesar de todos los desafíos que supone la implementación de esta herramienta, la IA en el campo penal también puede ser un aliado a favor, ya que se podrían automatizar tareas rutinarias lo que permitiría a los profesionales del derecho de Juzgados y Fiscalías concentrarse en aspectos más complejos y humanos de la ley, pues en ningún momento lo que se pretende es reemplazar el trabajo cognitivo del humano. Además, la IA puede agilizar investigaciones, mejorar la gestión de los casos, apoyar en la investigación de policía judicial, permitir la posibilidad de la prueba tecnológica para esclarecer delitos relacionados con la ciberdelincuencia, en conclusión, contribuir a un sistema penal más eficiente, lo que tanta falta le hace a este país.
En el ámbito del derecho penal hasta la fecha solo hemos tenido lo que podríamos llamar un “avance” en el uso de la inteligencia artificial por allá en el año 2019 cuando la Fiscalía General de la Nación implementó un proyecto piloto con una herramienta tecnológica llamada “PRISMA” (Perfil de Riesgo de Reincidencia para la Solicitud de Medidas de Aseguramiento), como herramienta de apoyo a los jueces al momento de decretar una medida de aseguramiento. Según la Fiscalía esta herramienta, predecía la probabilidad de reincidencia delictiva, dadas las características del individuo, de su último evento criminal y de los antecedentes criminales de cada individuo, sirviendo de apoyo para determinar la peligrosidad del sujeto al momento de otorgar una medida preventiva de aseguramiento privativa de la libertad medida de aseguramiento, pero esto no paso a ser más que un proyecto piloto.
En este contexto, es imperativa la implementación de la IA en el derecho penal, como se ha hecho en países como Argentina y Estados Unidos, pero eso sí, realizada esa implementación con un enfoque ético y centrado en los derechos humanos, La transparencia, la equidad y la rendición de cuentas deben ser los pilares de esta transformación digital. En conclusión, la integración de la Inteligencia Artificial en el Derecho Penal es inevitable, pero su implementación debe ser guiada por principios éticos sólidos. La sociedad tiene el derecho y la responsabilidad de asegurar que la tecnología sirva para fortalecer la justicia, en lugar de socavarla. En esta encrucijada entre la innovación tecnológica y los principios éticos, el derecho penal encuentra un nuevo y crucial capítulo en su evolución.
Muy interesante el artículo
Excelente publicación