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¿Mujeres ancladas o ambiciosas?

Desde hace unos años me encuentro en un proceso de autodescubrimiento de un mundo paralelo que siempre ha existido, pero que desconocía y es el mundo de la realidad en la que vivimos hoy en día las mujeres.  Desde entonces, leo libros, escucho podcast, entrevistas sobre liderazgos femeninos, me apasiona escuchar o leer biografías de mujeres, madres y no- madres que hoy en día son líderes y en general analizo, incansablemente, cualquier cosa que pasa a mi alrededor desde mi entorno laboral, familiar y social para encontrar respuestas.

Entre tantas cosas que leo, escucho y dialogo con mi esposo, familiares y amigos, cada uno con perspectivas tan distintas, constantemente entro en conflicto conmigo misma y la sociedad que me rodea. Al mismo tiempo, entiendo que todo esto hace parte del proceso, porque siento que estoy viviendo en una era de transición, que abre camino para que en un futuro las mujeres y las madres tengamos cada vez mayores garantías.

Todo esto me ha permitido entender que, si bien es cierto, anteriormente se entendía que el único rol que teníamos las mujeres se encontraba relacionado con maternar, cuidar de una familia y atender aspectos domésticos en un hogar (de lo que hoy en día todavía tenemos rezagos); no es menos cierto que, nos encontramos frente a una revolución femenina que cada día avanza mucho más rápido en términos de derechos, garantías y cambios de paradigmas.

Sin embargo, las mujeres no nos debemos quedar en un mar de lamentos constantes, siempre pensando en el pasado, en lo que fue y no pudo ser. Lo que solo nos conlleva a vivir en un resentimiento permanente con la sociedad y la historia, que nos tiene ancladas. Eso es lo más parecido a tener una dificultad o trauma que nunca se supera y que no permite que podamos avanzar en la vida.

Me canse de escuchar frases como “la pobreza tiene cara de mujer” -dicho por supuestas mujeres empoderadas y feministas-; “es que existe mucha desigualdad de género”, que la “culpa es del machismo o de nuestra historia”, somos discriminadas “solo por el hecho de ser mujeres”, que hay mucha brecha salarial y como soy mujer entonces “por eso gano menos dinero”, entre innumerables quejas más. Quejas que sé que son ciertas, porque también las he vivido en carne propia.

Si las mujeres de verdad queremos ver un cambio en la sociedad y en nuestras vidas, lo que creo que debemos mejorar es en tener más “ambición”.  Esa que tanto se le ha inculcado a los hombres desde que son muy niños y que nos hace falta a muchas de nosotras las mujeres (sin generalizar). Digo esto con consciencia de que no es lo políticamente correcto y que seguramente puede herir muchas susceptibilidades.

Cuando hablo de ambición, me refiero a no tener que depender económicamente de tu pareja aún siendo una mujer profesional y que trabaja; aspirar a los altos cargos, directivo o gerenciales; emprender tu propia idea de negocio, entre otros, todo esto sin culpabilidades o miedos. Esa culpabilidad imaginaria que todo el tiempo nos habla al oído, como si estuviéramos haciendo algo muy malo, y al mismo tiempo la sociedad te señala por no cumplir sus propios patrones. Este tipo de cosas no se las juzgan a los hombres, pero sí a las mujeres  (por las mismas mujeres gran parte del tiempo) entonces es aquí donde volvemos a estar en un círculo vicioso.

Cuando las mujeres aprendamos a ser mucho más ambiciosas de lo que ya somos, veremos como de verdad el mundo cambia, en ese momento la sociedad nos tratará y mirara diferente; y así vamos a dejar de culpabilizar al machismo, al feminismo, a la historia o la vida que nos tocó. Dejemos de tenerle miedo a la palabra ambición y aprendamos a dejar de lado la culpa por tener proyectos ambiciosos.  Se nos ha (mal) educado con la idea de que es malo que las mujeres seamos ambiciosas, pero pienso que es todo lo contrario. Las grandes luchas, derechos y garantías que han obtenido las mujeres a lo largo de la historia, ha sido por que se han desprendido de esa culpabilidad y se ha actuado con hambre de “ambición de la buena”.

Sobre el Autor

Anheyezy Carrillo

Abogada. Magister en Derecho Ciivl y Familia. Especialista en Derecho Civil y Familia. Magister en Democracia Cosntitucional. Conciliadora. Docente y asesora jurídica.

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